4 audiopoemas de Raymond Carver, el narrador que era sobre todo poeta

4 audiopoemas de Raymond Carver

Por Santiago Úbeda

Raymond Carver (1939-1988) fue reconocido principalmente por su obra narrativa, conformada por cinco libros de relatos, algunas de cuyas piezas son clásicos del género, como Tres rosas amarillas, Belvedere o Catedral. Sin embargo, a lo largo de su corta vida, el escritor norteamericano no paró de escribir poesía. Tanto es así que su viuda, la también poeta Tess Gallagher —en la introducción de la antología de Todos nosotros, traducida por Jaime Priede y editada por Anagrama— dice: «Carver no escribe poesía de manera circunstancial entre relato y relato, más bien al revés: la poesía es un cauce espiritual del que se desvía para escribir sus relatos».

En efecto, los poemas de Carver son, en cierto modo, la quintaesencia de sus cuentos, en el sentido de que el angustioso periplo vital del sujeto poético o del resto de los personajes es más intenso, si cabe, al carecer de desarrollo argumental y ser apenas una escena. El Carver poeta, con su estilo deliberadamente anti-retórico, directo y atrevido, cae en ocasiones en la tentación de dar por válidos poemas menores que son apenas el apunte de una entrada de diario personal o la visión fugaz de unos árboles moviéndose al otro lado de la ventana. No obstante, encontramos a lo largo de su producción algunos poemas tan intensos y desgarradores como los mejores de sus cuentos.

AUDIOPOEMA 1: EN PLENA NOCHE CON NIEBLA Y CABALLOS de RAYMOND CARVER

Estaban en la salita. Despidiéndose.
El fracaso repicando en los oídos.
Habían pasado mucho juntos, pero ya
no podían dar un paso más. Además, para él
había alguien. Caían lágrimas
cuando surgió un caballo de la niebla
en el jardín delantero. Luego otro, y
otro. Ella salió y dijo:
“¿De dónde venís, caballitos?”
y pasó entre ellos, sollozando,
tocándoles los flancos. Los caballos comenzaron
a pacer en el jardín.
Él hizo dos llamadas: una directamente
al sheriff –“A alguien se le han escapado los caballos”.
Pero hubo también otra llamada.
Luego se unió a su mujer en el jardín
y ambos les hablaron y les murmuraron
a los caballos. (Todo lo que estaba
pasando pasaba en otro tiempo.)
Los caballos pastaron en el jardín
aquella noche. Una luz roja de emergencia
resplandeció al surgir el sedán bajo la niebla.
Llegaban voces.
Al final de aquella larga noche,
cuando finalmente se abrazaron,
ese abrazo estaba lleno de
pasión y de recuerdos. Cada uno recordó
al otro cuando era joven. Ahora algo se había terminado
y otra cosa iba a ocupar su lugar.
Llegó el momento de la despedida.
“Adiós, que te vaya bien”, dijo ella.
Y la marcha.
Mucho después,
él se acordaba de haber hecho una llamada desastrosa.
Una en la que tuvo que insistir e insistir,
una maldición. Se redujo
a eso. El resto de su vida.
Una maldición.

audiopoema 2: escribir

A John Gardner, m. 14 de septiembre de 1982

Amar la escritura. Bulle la sangre
con ella. Esa ligera elevación
que provoca. Un hombre dice,
estoy escribiendo. O he escrito algo hoy.
O estoy intentando escribir sobre ello.
Siete días a la semana.
Le despierta por la mañana
su joven esposa, la mente puesta ya en la máquina de escribir.
Esa plenitud antes de empezar.
Esa comprensión fascinada al terminar.
Ponerse el casco.
Subir a la moto
y pensar en el hogar.
Escribir, sí. Escribir. Rumbo
hacia lo que perdura.

audiopoema 3: lectura

La vida de cada hombre es un misterio, como
la tuya o la mía. Imagina
un palacete con una ventana abierta
sobre el lago de Ginebra. Allí, en la ventana,
los días cálidos y soleados, se ve a un hombre
tan enfrascado en su lectura que no levanta
la vista. Y si lo hace, marca la página
con el dedo, alza los ojos y cruza con la vista
el agua hasta Mont Blanc,
y más allá, hasta Selah, Washington,
donde está con una chica
y se emborracha por primera vez.
Lo último que recuerda, antes
de perder el conocimiento, es que ella le escupe.
Sigue bebiendo
y recibiendo escupitajos durante años.
Pero más de uno te diría
que el sufrimiento es bueno para el carácter.
Eres libre de creértelo o no.
En cualquier caso, el tipo vuelve
a su lectura y no se sentirá
culpable de que su madre
navegue a la deriva en su barca de tristeza,
ni piensa tampoco en los problemas
de sus hijos, que no tienen fin.
Tampoco intenta pensar
en la mujer de ojos claros a la que amó una vez
y desapareció en manos de la religión oriental.
Su dolor ya no tiene origen ni final.
Que venga alguien del palacete, o de Selah,
algún pariente de este hombre
que se sienta a leer todo el día junto a la ventana,
como el cuadro de un hombre leyendo.
Que se acerque el sol.
O que se acerque él mismo.
¿Qué demonios estará leyendo?

audiopoema 4: último fragmento

¿Y conseguiste lo que
querías en esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado sobre la tierra.

CRÉDITOS LITERARIOS

En Plena Noche con Niebla y Caballos, Escribir, Lecturas y Último Fragmento son poemas escritos por Raymond Carver e incluídos la antología Todos Nosotros de Editorial Anagrama. ISBN: 978-84-339-8025-0

CRÉDITOS MÚSICA

AUDIO POEMA 1: EN PLENA NOCHE CON NIEBLA Y CABALLOS – El Arte de la Discreción. Música de https://www.fiftysounds.com/es/

AUDIO POEMA 2: ESCRIBIR – Liebestraum. Música de Franz Liszt. Interpretada por Los Jamelgos.

AUDIO POEMA 3: LECTURA – Un poquito de Ritmo. Música de https://www.fiftysounds.com/es/

AUDIO POEMA 4: ÚLTIMO FRAGMENTO – PI. Música de Los Jamelgos.

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